http://www.elmundo.es/elecciones/elecciones-generales/2011/mienteme/debate.htmlEsa vieja sentencia del mundo del periodismo que aconseja que no dejes que la realidad te estropee una buena noticia —o un gran titular— es la que muchos buscábamos para el denominado debate que se celebró anoche, en el 'Canal R' (el de Rajoy y Rubalcaba), en ese partido retransmitido por la Academia de TV.
Debatirse, según el diccionario de la otra Academia (la Real de la Lengua, no la de Campo Vidal), significa, en su forma más o menos reflexiva —porque depende del medio y las circunstancias—, luchar resistiéndose, pero también esforzarse. Y digamos que Rubalcaba hizo honor al eslogan de su campaña, de pelear por lo que quería, y Rajoy se esforzó y debatió entre aguantar el tirón o entrar al trapo de las provocaciones de su adversario.
El atleta de los 100 metros lisos en 11 segundos cuyo ataque resistió Rajoy durante los 100 minutos que duró el llamado debate, con una mezcla de paciencia y condescendencia (o altivez, dirán sus detractores), que por momentos exasperó al candidato socialista, que pasó de controlar sus gestos, más o menos acompasados, durante el primer tiempo del partido, a moverse más, colocarse (el nudo de la corbata, la chaqueta…) y descolocarse a medida que pasaba el tiempo. Como 100 fueron también los 'académicos voluntarios' de la TV a los que apeló el moderador, del mismo modo que mencionó a no sé qué internautas y grupos sociales —pues no se mostró ni oyó a ninguno—, y hasta habló en italiano y portugués.
Sin embargo, no le explicó al español de a pie por qué se estaba haciendo un debate por el pueblo, para el pueblo, pero sin el pueblo (o al menos todo el pueblo) y con un gasto de medio millón de euros por no querer debatir en esa televisión pública que los de Rubalcaba premiaron y los de Rajoy criticaron por falta de pluralismo. Y no sé si 100, pero desde luego más de tres fueron los «datitos» (como los calificó Rubalcaba), con los que el 'logos' y la razón de Rajoy trató de amortiguar el 'pathos' de la emoción y sentimiento de su contrincante, quien incluso aprovechó para referirse a «mis convicciones» en el tiempo de descuento. Había que hacerle un placaje a los 5,2 puntos de Alemania, los 9,8 de Francia y hasta los 920.999 visados de obras del colegio de arquitectos con los que Rajoy quiso contestar a Rodríguez… ¡Uy, perdón, a Pérez Rubalcaba, que en quién estaría pensando!
Una vergüenza es lo que es, se rien de nosotros en nuestras caras...
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